¡Todo un clásico en estas fechas! Aunque tienen un origen humilde, pues empezaron a elaborarse para aprovechar el pan duro, hoy no se puede concebir la Semana Santa andaluza sin este dulce, que ha evolucionado en sabores y formas, y con el que se ha innovado en muchos casos.

Para su elaboración se necesita: pan sumergido en leche o en  vino, al que se le añade azúcar, canela, cáscara de limón y yemas de huevos, y que luego se fríe, para terminar añadiéndole miel o azúcar.  Rescatamos receta de https://lawebcinera.es/torrijas-de-vino-dulce/ donde ella las elabora con vino dulce. Estan increibles, ¿os animais?