La Unesco declara el 26 de noviembre Día Mundial del Olivo

 

Según la Unesco, el olivo, símbolo de paz, sabiduría y armonía, contribuye al desarrollo económico y social sostenible de los pueblos, por lo que la celebración del Día Mundial del Olivo contribuirá a la promoción de esos valores universales que unen a los seres humanos y las culturas, así como a la protección de este árbol milenario y a la preservación de su valor perenne.

Asimismo, subraya que el olivo constituye un elemento de unidad y diversidad de todas las culturas desde tiempos inmemoriales, que trasciende las fronteras y permite intercambios fructíferos entre los pueblos. También reconoce su lugar como elemento cultural con una fuerte presencia en numerosas expresiones artísticas y culturales, su función como vector del diálogo cultural y el intercambio de conocimientos, y su contribución a los procesos de desarrollo.

Además, remarca que desempeña un papel fundamental al ayudar a las poblaciones locales a arraigarse en sus regiones, constituye una barrera frente a la desertificación y una protección contra la erosión y es un agente en la lucha contra el calentamiento climático, capturando más CO2 del que emite en forma de gases de efecto invernadero en la atmósfera a lo largo de su ciclo de cultivo y durante el proceso de producción del aceite de oliva.

A su vez, reconoce la repercusión del sector oleícola en el empleo y la preservación del medio ambiente, y su consiguiente contribución al desarrollo sostenible, así como las virtudes del aceite de oliva para la salud, sus propiedades terapéuticas y sus beneficios dietéticos.