El Aceite de Olida Virgen Extra (AOVE) es uno de los alimentos más relevantes de nuestra dieta mediterránea. Si en invierno es la base de todos nuestros guisos, en verano cobra más peso aún si cabe. Además de formar parte del aliño de casi todas las ensaladas, está presente en recetas como el gazpacho o el salmorejo tan socorridas en días de calor.

Sin embargo, si hablamos de AOVE y altas temperaturas, resulta casi inevitable no mencionar cómo a de ser su conservación durante los meses estivales.

¿Qué sucede cuando el aceite se expone a la luz del sol?

Si queremos que el Aceite de Oliva Virgen Extra mantenga todas las propiedades organolépticas, sus vitaminas y la capacidad para absorber minerales, es importante que lo protejamos de la luz solar y lo conservemos en un lugar fresco y seco.

El calor y la luz degradan los compuestos antioxidantes del aceite .

Es por ello que debemos guardar el AOVE en un rincón que se encuentre protegido de la luz y donde la temperatura sea constante, rondando la horquilla de los 14-20 grados.

En ausencia de una despensa fresca y alejada de la luz, un armario debidamente cerrado puede ser una buena opción a considerar. Si decidimos almacenar las botellas de AOVE en el interior de un mueble, antes debemos cerciorarnos de que el aceite es un fluido que se impregna fácilmente de los olores que lo rodean.
Igualmente, cabe recordar que en ningún caso es recomendable almacenarlo en el frigorífico, puesto que por debajo de los 5 grados se solidifica.